Una vez más el fuego ha consumido parte del patrimonio
histórico de Santa Rosalía, propiedad de varias familias que habitan el centro
de esta comunidad. Eran las tres y media de la mañana de este domingo, cuando
en la central de autobuses de Loreto me llegó al celular una abrumadora imagen
de una inconfundible construcción de madera envuelta en llamas casi por
completo, "otro incendio, en las oficinas del PAN", decía el reporte
que acompañaba la foto.
Destacaba esta ocasión que los bomberos, ahora municipales,
estaban a una cuadra del suceso, había suministro de agua, según se apreciaba
en las imágenes que me siguieron llegando antes de que el camión siguiera rumbo
a La Paz y me quedara sin señal entre los recovecos de la carretera
transpeninsular; pero el pronóstico no era bueno, me informaban que estaba
agarrando fuego la construcción de al lado. Al llegar a mi destino, confirmé
que media cuadra se había esfumado, otro pedazo de historia viva que pasó a ser
recuerdo en nuestra zona de monumentos históricos.
Aunque las acciones emprendidas por el H. XV Ayuntamiento de
Mulegé y propuestas por la sociedad son muy acertadas para mejorar la
prevención en nuestra comunidad, no dejan de estar en la etapa de
emprendimiento, se están construyendo.
Las condiciones de los bomberos ante el combate a los
siniestros no cambian por haber firmado el convenio de municipalización que
nadie sabemos en qué consiste, ni siquiera el director de protección civil,
Jorge Márquez; los hidrantes todavía no funcionan, aunque se esté trabajando en
ello; los puntos estratégicos con extintores todavía no están en
funcionamiento, aunque es una excelente idea; en fin, las condiciones de
prevención de incendios en Santa Rosalía son hoy en día las mismas que el 21 de
diciembre pasado, con la diferencia de que la población está más alerta, casi
asustada.
Urge que estas ideas se materialicen, sin embargo, es
apremiante también la intervención de peritos certificados que investiguen e
informen qué es lo que está pasando en el centro de "cachanía". Esta
reincidencia es ya un fenómeno social que merecemos se aclare. Pareciera que
lote tras lote van llegando a su fecha de caducidad, y no son pocos los
ciudadanos que especulan sobre maníacos del fuego.
Nuevamente me permito exhortar a la comunidad a mantener
encendida la solidaridad y organización civil. Como siempre, es mejor buscar y
hallar soluciones que culpables, pero siendo los kshanos experimentados, más no
expertos en incendios, es evidente que las condiciones deben de cambiar de
fondo, de raíz, de inmediato.
Por Rafael Murúa
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